Existe una estrecha relación entre la ubicación del antiguo Palacio Imperial (平安宮, Heian-kyū), la estructura urbanística de Kioto y algunos preceptos religiosos.

En particular, en relación con la presencia de las Cuatro Bestias Sagradas, criaturas mitológicas con inmensos poderes y protectoras de la ciudad.

El Palacio Imperial de Kioto fue destruido definitivamente en 1227 y nunca se reconstruyó. La esquina sureste del complejo imperial se encontraba en medio del actual castillo de Nijō. Pero a pesar de que el palacio ya no existe, las Cuatro Criaturas Fantásticas no han dejado de habitar en Kioto.

En la actual calle Senbon, una lápida gris con una inscripción indica la ubicación donde se encontraba el Suzakumon, la puerta de entrada al Palacio Imperial. Desde allí partía la Suzaku Ooji (la calle de Suzaku), que en su día iba desde el Palacio Imperial hasta el lago Ogurake, pasando por la puerta de entrada a la ciudad, el Rajomon.

El lago Ogurake fue desecado y transformado en terreno agrícola, obra que finalizó en 1941. La superficie del lago era de 8 km cuadrados, con una circunferencia de 16 km y una profundidad media de 90 cm. Dentro del hipódromo de Kioto se conserva una pequeña parte del Ogurake original y, según la leyenda, allí habita el poderoso Suzaku, el pájaro rojo que protege el sur y gobierna el verano.

Pero hay otros lugares de Kioto igualmente importantes. Como el río Kamogawa, donde serpentea Seiryu, el dragón azul que protege el este y gobierna la primavera.

O la calle Sanindo, donde se puede avistar a Byakko, el tigre blanco que protege el oeste y gobierna el otoño.

Por último, Genbu, la tortuga negra con cola de serpiente, que protege el norte, gobierna el invierno y vive en algún misterioso recoveco de la colina Funaokayama.

En resumen, estas bestias sagradas protegían lo que en su día fue el palacio imperial y siguen preservando hoy en día los cuatro puntos cardinales de Kioto de la presencia del mal.

Sin embargo, hay otra dirección: la dirección noreste, la dirección infausta, el lugar del que, según la leyenda, podría provenir la destrucción de la ciudad, el misterioso e invisible Kimon (literalmente, «portal del demonio»).

«Por la noche, en Kioto, apagamos todas las luces para que los oni no puedan encontrarnos».

Así advierten algunos ancianos sobre la proximidad del Kimon, el portal de los oni. Se dice que es ligeramente ovalado. Pero nadie ha logrado sobrevivir para contarlo. En cualquier caso, afortunadamente, la ciudad está protegida por la magia de las Cuatro Bestias Sagradas y nadie, ni siquiera los oni, podrá romper jamás ese hechizo.

Gran parte de la información contenida en esta publicación se encuentra en el libro: Kyoto Segreta, de Sasori, un escritor italiano muy bueno que vive en Kioto. Por desgracia, no lo conozco personalmente. Sin embargo, me parecía justo mostrarle un poco de aprecio y gratitud.

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